Al mediodía, tuve un sueño.

Paseaba por Buenos Aires y veía raíces de árboles que se extendían por encima del suelo. Las raíces retorcidas que se alzaban parecían ríos caudalosos. Al meterme en medio de este río caudaloso, me di cuenta de que, aunque el agua se movía rápidamente, se sentía sólida y pesada, como la piedra. Sentado sobre el agua firme, miré a mi alrededor. Una mujer se asomó tímidamente por un hueco entre las raíces. En otro hueco, un búho me observaba. Muchas criaturas desconocidas parecían vivir en los espacios entre las raíces. En este proyecto, imaginé los seres misteriosos que podrían vivir entre las grandes raíces, los arroyos y los pequeños huecos.

Empecé a grabarlos y rayarlos en una placa acrílica transparente con una aguja fina. A medida que lo hacía, los tenues seres se hacían visibles poco a poco. Cuanta más fuerza empleaba y más líneas rayaba, más claros se hacían. Al hacer marcas en la placa acrílica transparente con una aguja afilada, aparecía un mundo nuevo que antes no podíamos ver. Se creaba un mundo nuevo en los huecos en los que aún se podía ver a través de la placa. Era como el mundo que veía en los huecos de las raíces. Rayar muchas líneas en la placa era como excavar en las grietas de las raíces de los árboles que había visto. La plancha acrílica rayada, marcada con innumerables líneas, sólo mostraba claramente su verdadera forma cuando se empapaba de tinta blanda. Con la máquina de imprimir, aplicábamos tinta a la plancha acrílica, luego la limpiábamos, empapábamos el papel en agua, lo prensábamos y lo secábamos. Todo este proceso me emocionó y me hizo feliz, como si me encontrara con las criaturas ocultas que había encontrado. Como el proceso requería dibujar muchas líneas, utilicé como referencias estilos artísticos medievales y plantas y animales de Argentina.

La historia del bosque impresa a partir de la plancha acrílica continúa con un lápiz. Va más allá de los bordes de la plancha. Los seres que eran tenues en la placa acrílica se volvieron claros en el papel y finalmente salieron más allá de los bordes de la placa a través del dibujo del artista. Finalmente, los seres ocultos entre las raíces entraron cuidadosamente en un nuevo mundo. Como las raíces de los árboles, que crecen sin cesar tanto bajo tierra como en la superficie y se hacen más fuertes, los protagonistas de mi obra seguirán extendiéndose más allá de los límites.

Este proyecto está relacionado con Golden Mold, un libro ilustrado que se publicará en diciembre en colaboración con el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea del Sur (MMCA). (MMCA). El libro incluye historias sobre espíritus de hongos coreanos y sobre un árbol y un bosque de 2.000 años de antigüedad que vi en Oaxaca (México). Ver los árboles en Buenos Aires, con sus raíces elevándose por encima del suelo, me hizo imaginar lo que podría ocurrir después. Espero seguir desarrollando la historia de estos árboles fuertes y fluviales cuando regrese a Corea.