UNA LÍNEA A LA VEZ (por Caroline Suttlehan)

Durante más de cinco años, he estado escribiendo una línea todos los días en un diario que ahora contiene más de 1,800 entradas diarias o puntos de datos (365 días x 5 años) que abarcan aproximadamente la primera mitad de mis veinte años (21-26 años).

El diario cubre el período de tiempo durante el cual me enamoré por primera vez, exploré una nueva religión, comencé terapia y medicación, empecé a trabajar, acepté mi sexualidad y me desarrollé como artista. Es un tiempo de transición, de formación y reformulación de mi identidad.

Enfocado en los momentos más que en los minutos, el diario me ofrece una nueva forma de dar sentido al paso del tiempo. Además de la información cualitativa que suponen esas entradas, ahora también tengo un conjunto de datos cuantitativos, después de pasar las entradas a través de una herramienta de análisis de sentimientos.

Con este conjunto de datos personales muy completo, me pregunté a mí misma: ¿cómo sería tomar nuestros mecanismos cronológicos y manipularlos para describir el paso del tiempo de la manera en que parece que estoy haciéndolo en mi diario?

La serie resultante de diseños de reloj, impulsada por los eventos significativos y experiencias emocionales en mi vida, ofrece una nueva perspectiva sobre la noción del tiempo. Pero más importante es la visualización de un esfuerzo humano muy común: el intento de dar sentido a la vida de uno mismo.