Sublimación
Artistas en Diálogo

El miércoles 22 de Febrero de 2017 se inauguró el ´aceNITE titulado Inestable, dentro del cual, además de la obra de los artistas en residencia ´acePIRAR, Helena Kanaan (Brasil) y Dries Ketels (Bélgica), se presentó Sublimación, una exposición que comprendió la obra de cuatro artistas de Capital Federal y La Plata: Agustina Girardi, Lucas Maeder, Elinor Peiretti y Lorena Tiraboschi, seleccionados por Daniela Ruiz Moreno a partir de la convocatoria Semillero realizada en el 2016.

SUBLIMACIÓN | NÒICAMILBUS (por Daniela Ruiz Moreno)

La sublimación, entendida como el cambio de estado, es una búsqueda casi constante en la práctica artística, que por momentos se ha tornado casi en una normativa. El artista ha sido definido desde la modernidad como aquel que observa la naturaleza y la somete a un proceso de sublimación para acercarse a la Idea, Belleza y Bien. Desde nuestra contemporaneidad y desde el intento de alejamiento del pensamiento platónico, entendemos que el artista es aquel que selecciona, señala y manipula pero, afortunadamente, sus fuentes, puntos de partida y destinos son indefinidos y diversos.

Siguiendo esto, Sublimación es una exposición que reúne a cuatro artistas que, desde códigos muy diferentes pero materialidades en común, se preguntan sobre lo cíclico y los cambios de estado. Artistas que, como artífices y actores de sublimaciones inversas, atrapan aquello imperceptible del entorno, memoria y vínculos [lo gaseoso] y nos los traen de otra forma.

Reflexionando sobre la idea de movimiento, ciclo y la inherente repetición, Agustina Girardi nos presenta una xilografía de dimensiones casi escenográficas y de textura casi plana que evidencia/enmarca nuestro lugar de actores-espectadores, invitándonos a habitar en esa no-determinación.

Con su serie ADN, Lorena Tiraboschi, transforma formas simples y débiles en helicoides y panales, núcleos y contenedores de vida, esbozando una metáfora sobre la fragilidad y equilibrio del ciclo vital.

Elinor Peiretti se embarca en el inevitable desplazamiento que trae el desamor. Reconoce y transita la fragmentación a través de la escritura y el bordado, tratamientos que operan simultáneamente de modos superficiales e incisivos sobre el papel y la subjetividad y que, conjuntamente, se configuran como transporte, desde la completa fragmentación a la reconformación.

Finalmente, Lucas Maeder hace uso de representaciones del sistema publicitario para establecer un otro microcosmos con sus propias coordenadas, donde lo orgánico es presentado a través de los seres vivos generados por la misma podredumbre del material y representado como cueros despellejados.